viernes, 27 de marzo de 2015

No abras los ojos (de 2009).

Estoy aquí...
Sólo tú. Sólo yo.
Necesito de ti;
tu mirada, tu piel, tus palabras.

Al fin los dos;
ahora ¿y por siempre?
Tu mano me dice todo
y te respondo silenciosa.

No abras los ojos;
estamos solos,
rodeados por todos.

Tú y yo por siempre ¿ahora?
En un momento
que quedará grabado
en un recuerdo silencioso.

Por eso, no abras los ojos.
Déjate llevar por mis caricias.
¿Qué importan nuestros rostros?
¿Qué importa quiénes seamos?



martes, 24 de marzo de 2015

Puro reflejo Social.

-Oye...
-¿Qué quieres ahora? Mira que llegas a ser cargante.
-¿Qué crees que es más grave? la ignorancia o la indiferencia.
-Mira que haces preguntas raras. Ni lo sé, ni me importa.


A dónde vamos a ir a parar.

lunes, 23 de marzo de 2015

Mil vías hacia la Creatividad V.

La creatividad es una licencia para explorar, para probar cosas, y para equivocarse. Si vas a equivocarte, por lo menos disfruta con ello.

Mi vida ha cambiado bastante de lo que era a lo que soy. No echo de menos a mi yo del pasado. Quizás de vez en cuando siento una pequeña nostalgia porque ya no tengo esa inocencia, pero desde luego he aprendido a disfrutar, a no torturarme por los errores.

Si la vida viene cruzada, disfruta de la curva; es eso o descarrilar. Yo he aprendido a tomarla, e incluso a sacar la cabeza fuera del coche y sacar la lengua, disfrutando del placer simple de los errores y los fracasos.

Duele, pero no te mata. 

Se puede decir que ahora soy un poco más fuerte.

miércoles, 18 de marzo de 2015

Un amigo de Batalla.

-Mi amigo no ha regresado del campo de batalla, señor. Solicito permiso para ir a buscarlo - dijo un soldado a su teniente.
-Permiso denegado - repitió el teniente -; no quiero que arriesgue usted su vida por un hombre que probablemente ha muerto.
El soldado, no haciendo caso a la prohibición, salió y una hora más tarde, regresó mortalmente herido, transportando el cadáver de su amigo.
El teniente estaba furioso.
-¡Ya le dije yo que había muerto! Dígame: ¿merecía la pena ir allá para traer un cadáver?
-Claro que sí, señor. Cuando lo encontré todavía estaba vivo y pudo decirme: "¡Estaba seguro de que vendrías!"

"Un amigo es aquel que llega cuando todo el mundo se ha ido"

 El texto no es mío. No sé de quién es. Hace años recibí un correo electrónico (ya ni siquiera me acuerdo de quién) en el que ésto, poco a poco iba pasando con diapositivas.
Recuerdo que me encantó y que hoy aún me encanta.

Generalmente soy una de esas personas que aprecian el amor en general; cualquier tipo de acto que considere dar un poco de ti a otra persona, aunque ello te produzca dolor. ¿Qué mayor sacrificio hay que dar la vida sólo por un pequeño momento más de felicidad?

Qué queréis que os diga, soy de ese tipo de personas que si pudiera, se pondría en la piel de cada uno en los momentos de problemas y que cedería mis buenos ratos a quienes no los tiene.

Si algún día encuentras a una persona que no quiere salir de tu vida, no la eches. Ten paciencia y quiérelo. Él estará ahí incluso cuando le duela estar ahí.

domingo, 15 de marzo de 2015

sábado, 14 de marzo de 2015

Exclusivo para ti.

Me obsesionan los Zombies. Mucha de la gente que me conozca lo sabrá. No es que sea una paranoica de ellos, pero digamos que sí que creo que el apocalipsis más probable que vamos a sufrir sea a causa de la raza humana por experimentar con cosas que no debe.

El caso es que de vez en cuando (a veces viniendo a cuento y a veces sin venirlo), tengo sueños con estas criaturas.

Ha sido el caso de hoy.

Digamos que por mi mente luchadora, se me suele dar bastante bien y aunque no tengo buena visión, ni mucha fuerza, digamos que mi cabeza siempre se sitúa como la imprescindible del grupo, la que dirige el cotarro, no por sus habilidades a la hora de matar zombies, sino a la hora de evitar los mayores daños posibles.

El sueño ha ido por sus clásicos derroteros: gente que conocía a la que tenía que cuidar y proteger (mi familia) y mucha gente desconocida que se iba uniendo a nuestra causa. Lo típico ¿no? Quizás un poco sacado de Walking Dead.

Cuando entraban en el edificio donde estábamos, obliigándonos a salir a nosotros y a comenzar una peregrinación, lo he pasado bastante mal (verdaderamente mal, porque tengo unos sueños demasiado vívidos). No nos ha quedado más remedio que salir y dejar a todos los Caminantes ahí encerrados, evitando que cubriesen nuestra retaguardia.

Salir al aire libre y fresco en este apocalipsis es difícil, porque no te puedes permitir el lujo de parar ni un solo instante ni de descanso. Perdemos a muchos por el camino, "amigos desconocidos" de mi vida real, hasta que sólo quedamos un reducido grupo de unas 10 personas, con tres niños pequeños (de entre 10 y 15 años) a los que debemos cuidar y proteger.

Pero peor que los zombies, pero que ellos son los pocos humanos que quedan con vida. Se vuelven desconfiados. Que haya más personas implica tener menos recursos para uno mismo. Nos volvemos desconfiados, avaros, mezquinos, MALOS. Pero supongo que es la lucha por la supervivencia del más fuerte.

Por eso, creo que estamos perdidos cuando me encuentro a un grupo armado de militares, apuntándonos con sus armas, rodeándonos, impidiéndonos el paso. Cierro los ojos y espero mi muerte, junto con todas las vidas de los que allí estamos. Pero no llega.

Nos vendan los ojos y nos llevan a otro lugar, en un camión o similar, qué sé yo, porque llevo los ojos vendados. Durante el trayecto, intento dar ánimos al grupo. Saben que seguramente serán carne de cañón. Todos hemos vivido experiencias similares.

Oímos una gran verja abrir y ajetreo, mucho ajetreo. Nos bajan y nos meten en un almacén o lo que parece serlo. Nos quitan la venda y allí siguen, un montón de hombres armados, todos con uniforme militar, apuntándonos sin ningún tipo de escrúpulo, hasta a los niños.

También hay un hombre con una bata blanca (o lo que antes debía ser blanco), que mira con aire sombrío, pensativo. Está triste y cansado. O eso es lo que creo yo.

-Ahora, uno a uno iréis pasando por éste cuarto para que el doctor os examine. Si no estáis infectados, se os pasará a otra zona del acuartelamiento para decidir qué queréis hacer. Si os quedáis, se os asignará un oficio. Si decidís marcharos, os daremos una mochila con provisiones y os alejaremos en la dirección a la que decidáis ir.

¿Podría ser mayor nuestra suerte? En el sueño se me queda una sensación de paz, de tranquilidad, de haber llegado a donde debía. Cuando todos hemos pasado el control médico, nos disponen a evaluar nuestras habilidades. Los niños se quedan. Un par de nosotros quieren irse y nadie parece tener intención de impedírselo: se les devuelven sus posesiones y se preparan para marcharse. El resto nos quedamos.

Doy una vuelta por el recinto. Las verjas están reforzadas con madera. Hay torres de vigía desde donde se puede disparar a kilómetros de distancia. El centro del recito está doblemente amurallado. Nos hemos metido en una gran base. Pero sin duda, lo que más confianza me da y a la vez más me aterra, es la fila de cadáveres que permanecen en el exterior, sin retirar, mostrando el peligro y siendo un impedimento para el resto de caminantes. La madera de todo el recito está cubierta con sangre, vísceras y demás piezas que hacen camuflar la zona. ¿Estamos seguros?

No sé cuanto tiempo pasa. Me ponen en el grupo de exploración y asalto, no tanto por mi puntería y mi fuerza, sino también por lo que hemos dicho antes: mi capacidad de evitar riesgos. Nos dedicamos a rescatar a más gente, a limpiar zonas y acondicionarlas para que cuando seamos muchos, podamos dividir nuestros grupos y poco a poco reconquistar nuestra tierra. Es un trabajo difícil que sólo nos permiten hacer una vez cada dos semanas. Salimos una semana entera en la que apenas dormimos y otra la descansamos en "casa", en nuestro nuevo hogar.

Es ahí cuando entra él.

En ningún momento del sueño le he hecho caso. En ningún momento del sueño me he dado cuenta de que él faltaba, porque no tenía tiempo para darme cuenta de ello. Sin embargo, ahora que estoy despierta, recuerdo el instante preciso, el mismo instante en el que le veo bajar del camión con un canguro en el pecho, portando un bebe, dormido, con la cabeza apoyada en su pecho.

Lo reconozco, lo reconozco a pesar del pelo tan largo, de esa barba tan mal cuidada, de tanta suciedad, de ese gran corte que le atraviesa la mejilla. Lo reconozco y hecho a correr, tirando lo que sea que llevase entre las manos. Llorando de emoción, de alegría, de miedo a que sea sólo un sueño dentro de un sueño. Le abrazo y no le suelto, enterrada en el hueco entre el niño y él. No dejo de besarle. No sé cuantas cosas habrán cambiado en su vida. Ni lo sé ni me importa.

No quiero saber si sigo siendo la persona más importante de su vida o si ya ha encontrado a otra. No me importa. No me había dado cuenta de su falta, quizás porque no lo necesito para sobrevivir. Pero me doy cuenta de que sí le necesito para vivir.

Mi sueño ha sido aterrador. En varias ocasiones el corazón se me ha acelerado hasta el punto del infarto. Me perseguían, me arriesgaba, me enfrentaba a la muerte sólo por que uno más sobreviviese, me quedaba atrapada, tomaba malas decisiones, moría gente por mi culpa... Y sin embargo, el final ha sido tan reparador, tan consolador, tan conciliador con mi alma... Las lágrimas han brotado de mi como nunca, al darme cuenta de cual es la persona a la que más quiero en éste mundo.

¿Podría vivir sin ella? En el sueño ha quedado claro que sí. No soy de las personas que se rinden. Me adapto y me levanto cuando me caigo. Sin embargo, la metáfora de verle allí y querer morirme por ser el momento más feliz de mi vida,

Hay veces que las palabras no pueden cubrir los sentimientos. Éste caso es uno de esos. Me gustaría que él pudiese meterse en mi cabeza y leer la paz de ese momento. La tranquilidad y la alegría. Porque en este sueño he sentido lo que jamás en mi vida me he permitido sentir.

viernes, 13 de marzo de 2015

Hoy.

Hoy es uno de esos días en los que me apetece que alguien me mire a los ojos, me sonría con el alma y me abrace. Que no necesite intercambiar palabras para decirme que me quiere como a nadie; no un amor pasional desenfrenado; no abandonarme a los besos y a las caricias; no a la locura. Sólo un abrazo. Simple. Sincero. Que no diga nada más que la verdad.

Hoy necesito que alguien me abrace.

Mañana será otro día.

martes, 10 de marzo de 2015

Todo el mundo se pregunta:

-¿Qué planeta vamos a dejar a nuestros hijos?

Cuando la pregunta, más bien, debería ser:

-¿Qué hijos le vamos a dejar a éste planeta?




Así nos va todo.

miércoles, 4 de marzo de 2015

Guapa.

Puede que sea el mal reflejo de mi nueva explosiva vida. Puede que algún día despierte y me dé cuenta de la realidad que bajo mis pies se esconde.

Pero hoy no es ese día. Y por lo visto, de momento, parece quedar muy, pero que muy lejos. Y me alegro por ello.

Y mi belleza es posible que sea como los bostezos o las sonrisas, que se terminan pegando. Hoy ha sido especialmente alagador para mí. Que al sentirme guapa todo el mundo me vea igual, que deslumbre con mi seguridad, que ya no me importe quién me mire y quien no me mire, que me da igual lo que digan.

Hoy, he ido a comprar por la mañana con mi madre y me ha dicho "A ti hoy se te ha subido el guapo". Significado: estás bastante más guapa que otros días. Lo que pasa con las madres es que el piropo es más un "qué bien te hice" que una apreciación real y objetiva, ¿no?
Más tarde, he ido a mi antiguo colegio y se me ha acercado una niña, preguntando si era una profesora nueva. Le he contestado que no, que yo estudiaba ahí y que no soy nueva. En un gesto ya de medio irse, la niña me ha dicho "¡Ah! Vale. Es que eres muy guapa". No me ha dado tiempo a agradecérselo de lo rápido que ha corrido, pero me ha alegrado el día, porque la sinceridad de los niños es legendaria. Me ha hecho sonreír muchísimo.
Mas tarde, en el mismo lugar, ya casi cuando me iba, una de las profesoras que me llegó a dar clase me ha dado dos besos, me ha mirado y me ha dicho "Te veo muy guapa, guapísima, pero muy guapa". Así que esta es la definitiva en la que me lo he creído, porque a la tercera va la vencida.

Pero lo mejor de todo es que me siento guapa. Así que me voy a dedicar yo a mi misma esta canción. Porque me siento así hoy, y mañana, y pasado...

martes, 3 de marzo de 2015

Me siento bien.

Siempre he sido una de esas personas muy aficionadas a hacer deporte (aficionada; no adicta).

Desde el año pasado, practico dos deportes: Rugby y Jugger (escasos en el género femenino, he de añadir). Mi entrenamiento consistía en ir los domingos a Jugger y los lunes y los miércoles a Rugby, con algún que otro partido intercalado a lo largo de los meses de ambos deportes.

Ya comencé a notar ahí la diferencia de mis años de "sedentarismo" (pues siempre he sido de coger las escaleras en lugar del ascensor y de ir andando a todos sitios).

Sin embargo, hace poco comencé un "plan de entrenamiento" para mejorar mi condición física, porque veía que con lo que hacía, no daba el 100% de mí misma (y otra cosa no, pero soy de las personas perfeccionistas y quisquillosas).

Consite en: todos los días, a las 7:30 de la mañana, comenzar los ejercicios básicos de calentamiento para luego correr durante media hora; más tarde realizo ejercicios de brazos, abdominales y complementario de piernas, estiro los músculos y los relajo. Los lunes además, tengo entrenamiento de Rugby; Ahora, como estoy envuelta en el Torneo Rector (de rugby) los martes generalmente también juego partido; El miércoles vuelvo a tener entrenamiento de Rugby; El jueves me voy a correr por la tarde con mi madre, que se ha apuntado con un grupo de gente, y voy para que no le de palo ir sola; Y ya mi último día de ejercicio es el domingo, donde vuelvo a hacer entrenamiento de Jugger (eso si no pilla alguna competición de fin de semana, que cuando toca, me pego todo el sábado jugando).

En resumen: nunca he tenido más actividad física que nunca y sin embargo, es el periodo de mi vida con el que más energía recuerdo tener. Me siento eufórica y con fuerzas para hacer cualquier cosa.

Me encanta.

El ejercicio es como una droga, lo reconozco, aunque lo bueno de él es que no te da resaca.

Estoy encantada y enganchada.