domingo, 16 de octubre de 2016

Para que un pez no tenga que trepar árboles.



Me creáis o no, he llegado a comprender que la vida te lleva por el camino que tiene forjado para ti. No es un destino cerrado, quizás, pero sí te va encaminando hacia lo que debes.

Quizás por eso mismo, he terminado estudiando Educación Infantil.

Este vídeo es uno de los motivos por el que me he decidido.

Y no pienso rendirme.

miércoles, 5 de octubre de 2016

Sed de Venganza (de 2010)

Comentario de la Señora Ex-Carmen(A)tada.

Este escrito lo hice para un concurso en mi antiguo colegio, para la revista que se entregaba a padres y alumnos.

Fue uno de los momentos en los que me di cuenta de cómo funciona la vida.

La calidad muchas veces no equivale al éxito, aunque así pueda parecer. Muchas veces la sociedad nos guarda dentro, para no asutar a los demás.

A la vista queda, que todos los profesores se reunieron después de toda la votación para decirme que mi historia había sido la mejor con diferencia, pero, que, sin embargo, habían tenido que elgir otra, puesto que la mía era demasiado "terrorífica".

Lo mejor de todo es que pedían una historia de terror.

Sed de Vneganza.


Cuentan que por el año 1985, hace exactamente 25 años, hubo una muerte, sí, en éste mismo colegio, entre estas mismas paredes entre las que os encontráis ahora vosotros.

Cuentan que en la parte derecha de la segunda planta, justo encima de la capilla, encontraron a una chica de tan solo 14 años, muerta en su dormitorio.

Muchos dicen que lo que le mató fue el amor; otros aseguran que fueron los celos; y otros, simplemente afirman que estaba loca. Pero ninguno tiene la certeza de lo que pasó aquel 2 de junio, cuando los primeros rayos de un sol de verano, despuntaban por el horizonte. A nadie le importa ya tampoco mucho, después de tantos años.

La imagen de una chica con la soga al cuello, colgada de una viga de su habitación; o quizás con las muñecas cortadas. No es una de esas imágenes que te gustaría recordar para el resto de tu vida, pero también es verdad, que sí que es una de esas que por mucho que intentes olvidar, ni los recuerdos ni los sueños te permiten dejar atrás ¿Quién quiere recordar aquello una y otra vez?

A pesar de todo, tanto los profesores como los responsables del internado, que por aquel entonces había en esos muros, decidieron ocultar al resto del mundo lo que había sucedido. Se pusieron de acuerdo y dijeron que Verónica, la chica que encontraron muerta, se había ido a otro colegio, a uno público, para poder pasar así más tiempo con su familia. A nadie le extrañó. Se esforzaron mucho por no mostrar a los alumnos lo que había pasado. Por dos motivos, fundamentalmente: la muerte es algo que asusta hasta a los hombres más valientes, como para trastornar la mente de un niño de aquellas edades con semejante noticia; y segundo, ¿a qué colegio le gustaría anunciar que lleva un cadaver a su espalda? No es buena publicidad.

Quizás, por eso mismo, decidieron abrir las puertas al público y aceptar a alumnos que ya no fueran internos.

Todo el mundo ha olvidado ya lo que sucedió.

Ahora entran en mi cuarto, penetran en el lugar donde yo decidí morir; por haber sido abandonada por la alegría y la felicidad del mundo. Ahora tiran abajo las paredes que oyeron mis sollozos y reforman el suelo donde mis lágrimas cayeron. Ahora habrá un montón de clases en el último sitio donde yo pasé con vida.

Inocentes... Habéis olvidado quien fui. Habéis olvidado por qué decidí morir. No os preocupéis, el pasado y lo que cuenten de él es difuso y borroso y en cierta manera lo entiendo. Pero yo me encargaré de todo a partir de ahora.

Mi propósito: venganza.

No debisteis olvidarme, pues recordar a los muertos es lo que os hace sentiros vivos. Y yo, ya no estoy viva, pero he retornado con sed de venganza.

Habéis profanado mi tumba.

Correrá la sangre de todos los inocentes.

Temed a la muerte, mortales, pues yo ya he roto la barrera del tiempo, y no hay descanso para mi. Este es mi testimonio.

Verónica.

martes, 4 de octubre de 2016

Enamorada.

Si hubiese sabido que ese hombre iba a suponer tanto para ella, hubiera disfrutado más del proceso de enamorarse.

Habría retenido no sólo las palabras, sino también las miradas, o los gestos. Para poder recordarlos con perfecta exactitud ahora que lo tenía delante y necesitaba decirle todo lo que le importaba.

Quizás no era el hombre de su vida, pero desde luego, era el hombre que había en su vida. Es una diferencia muy sutil que ella misma había tardado en comprender y que, sin embargo, una vez que había quedado aclarada en su cabeza, todo era mucho mejor.

Sabía que había una fecha de caducidad en todo aquello, a pesar de que guardaba la esperanza de que él encontrase algo por lo que luchar (que la encontrase a ella, en realidad).

Pero ahora, en el momento en el que se encontraba, sólo podía pensar que si ella hubiera reaccionado de otro modo, su hubiera sido más paciente, quizás él se hubiera enamorado, quizás él habría acumulado sus palabras con más cariño, o sus miradas como un bálsamo, o sus caricias como un consuelo.

Pero había comprendido, después de haberse enamorado, que él no era el hombre de su vida, pero sí el hombre que había en su vida.

Aún así, esperaba que él encontrase algo por lo que luchar (que la encontrase a ella).