viernes, 31 de enero de 2014

Pájaros en la cabeza.

Desde chiquitita, siempre me han gustado demasiadas cosas.

Podría decirse que nunca me he conformado con poco y que mis sueños, siempre son grandes. Es posible que todo esto fuese "provocado" por mis padres, que nunca me dijeron que soy una persona normal y corriente.

Tampoco me importa demasiado el motivo y creo que hicieron muy bien en incentivarme a cumplir los sueños que deseaba realizar.

Desde chiquitita, mi mayor sueño ha sido escribir. Siempre y por cualquier cosa. Me gustaba leer y me encantaba imaginar que algún día, mi nombre estaría en alguna portada de algún libro. Tengo mil proyectos empezados (y alguno más que se me olvida).

También me encanta dibujar (aunque creo que en eso, no soy tan buena). Montar vídeos es algo que siempre me ha entusiasmado (incluso alguna que otra vez me he imaginado siendo directora -o guionista- de cine). La fotografía se me resiste un poco más, quizás porque todavía no he encontrado la cámara adecuada.

Y ahora, además de con lo anterior, estoy con mi nuevo proyecto: las manualidades. Me encantan. Me encanta empezar algo hecho por mí misma, ver el proceso y enamorarme del resultado final. Estoy enganchadísima (como una potente droga): hago figuritas de porcelana, forro carpetas, hago muebles, pinto cuadros artesanales, pulseras, punto, disfraces, maquillaje, potingues para el cuerpo... De hecho, es posible que en breves cree un canal en youtube mostrando al mundo lo que puedo hacer.

Pero como todo, al final sólo serán "pájaros en la cabeza".

domingo, 12 de enero de 2014

Nunca tengo tiempo para las obligaciones.



Parece un hábito en mí desde que era bien chiquitita. Y sigo por no variar, por tradición y costumbre, más que por otra cosa, no os vayáis a pensar (jojojojojo).

Supongo que le pasará a todo el mundo.

Las obligaciones son odiosas. Pero sólo si te las imponen. Eso también es cierto.

Soy una persona bastante activa en lo que se refiere a mi día a día. Multitud de cosas que me salen que quiero hacer, que empiezo, que algunas acabo y que la mayoría pospongo. Estoy metida en mil sitios y me encanta.

El problema, es que ese tiempo, me reduce del tiempo que tengo para las "obligaciones serias", como la Universidad, lo que implica multitud de trabajos y estudio. Digamos que podría ser la parte aburrida de mi vida. Pero ahora es Enero y me encuentro con que el tiempo me está jodiendo bastante y el reloj no deja de hacer tic-tac.


Pero esta forma de ser es un continuo en mí. Y qué queréis que os diga: puede que ya sea vieja para cambiar la forma de ser. [Vaya excusa].

sábado, 11 de enero de 2014

De cómo los médicos (no) siempre tienen la razón.

Podría contar con los dedos de la mano las personas que en el mundo occidental no han acudido al médico a lo largo de toda su vida ni una sola vez.



Hoy en día, estamos tan acostumbrados a hacer una revisión periódica como a llevar el coche al taller cuando oímos un ruido extraño.

Y no digo que sea algo malo, al revés. Opino que es fantástico que pretendamos anticiparnos a las cosas que puedan ocurrir en nuestra vida.

Sin embargo, la consulta del médico no es siempre lo que esperamos y a menudo salimos con la sensación de que no se nos ha resuelto nada.

Explico mi caso:

Me considero una persona activa, tanto mental como físicamente. Practico dos deportes en concreto: Rugby y Jugger (algún día explicaré en qué consiste cada uno de ellos, aunque es más posible que sepáis del primero que del segundo). Además de esos dos deportes, voy andando (a paso ligero, no de paseo) a todos los sitios, lo que mi preciosa ciudad, Zaragoza, me permite con su excelente tamaño (todo queda a unos 3/4 de hora si vas andando). Por si no queda claro que me muevo, vivo en una casa de tres plantas, donde mi habitación está en la buhardilla (no tengo ascensor), por lo que subo escaleras bastante a menudo.

Desde hace un tiempo, noto que mi rodilla derecha se queja cuando hago deporte o cuando ando demasiado. O simplemente se levanta un día queriendo tocar las narices.

Como es normal de la época, fui al médico (traumatólogo para ser más exactos). Me palpó "cariñosamente" la rodilla, me mandó hacer una radiografía y un no sé qué más (ya sabéis, nombres raros de médicos). Tras todas esas pruebas, mi médico, supongo que tras mucho, mucho, mucho cavilar, llegó a la conclusión de que lo que le pasaba a mi rodilla es que TENIA FALTA DE EJERCICIO.

¿Falta de ejercicio? ¿En serio? ¿Pero qué más quiere que haga? ¿Falta de ejercicio? Podría haberme dicho que los deportes que practico hacen que mi rodilla sufra, o que tengo desgastado no sé qué, o que mi pierna está mal, o que apoyo mal el pie al caminar, pero ¿FALTA DE EJERCICIO?

No hay más que decir.

viernes, 10 de enero de 2014

La importancia de ser nombrado y el por qué de "Señora Ex-Carmen(A)tada".

Si hay algo que me resulta importante y de gran mención, es el nombre.

Cuando conocemos a una persona, lo primero que nos interesa de ella es saber cómo llamarla, cómo referirnos a ella. Nos sentimos mal cuando alguien se acuerda de nuestro nombre y nosotros no podemos acordarnos del suyo (por lo menos a mí, me resulta un momento peliagudo).

Creo que el nombre dice mucho de nosotros. No por el significado del nombre en si, sino más bien por si lo llevamos con orgullo, si lo abreviamos, si lo verbalizamos en voz bajita o lo gritamos a los cuatro vientos. Dice mucho de la época en la que hemos podido vivir, de la moda del momento. Dice de nuestros padres, de sus gustos y de sus intenciones.



¿Y qué decir de los motes? Si los nombres propios son algo personal, ya no quiero mencionar los motes que nos ponen nuestros seres queridos (o los no queridos que lo hacen por fastidiar ¬¬). Son nuestros, sólo nuestros. Nos los dan por un motivo y una razón concreta y se convierten en algo único.

En el mundo de Internet, la cosa no ha cambiado. Desde el anonimato que la pantalla del ordenador permite, se han generado múltiples identidades. Una misma persona puede tener tantas como quiera. Los nombres, los motes, apodos, pseudónimos... todo, podemos elegirlo nosotros.

Hay personas que lo tienen muy claro desde el principio. Hay otras, que esperan el nombre perfecto.

Yo soy una de esas que tiene que esperar el nombre perfecto, con significado, con profundidad, que pueda decir mucho de mí y a la vez muy poco.

Sé que la perfección es muy difícil de alcanzar (y más para una pobre chica como yo, que todavía anda dando sus primeros pasos). En un principio me puse "La Trovada del Verso". Me pareció lógico, teniendo en cuenta el nombre del blog y el título del mismo. Además, el significado de la palabra trovada me parecía magnífico y de múltiples significados. Podía ser al mismo tiempo una imitación, un hallazgo y una composición, así como al mismo tiempo, ser una información errónea del mundo. Me parecía fantástico tanto en tan solo una palabra.

No obstante, luego descubrí que no era suficiente. Que Trovada sólo decía lo que yo quería ser y no lo que era. Fue entonces cuando comencé a buscar un segundo "qué".

Y de pronto, allí se me ocurrió: Señorita Escarmentada. Sonaba a que me había caído tantas veces que ya había aprendido la lección. Pero no era cierto, no he aprendido del todo aún. Y de ahí evolucioné a Ex-Carmentada, puesto que aún me quedan muchos tropezones que dar en el mundo.

Luego pensé que Señorita suena a princesa. Y yo ya no soy una princesa. Soy el Rey, el Caballero y el Villano al mismo tiempo. Y no me importa. Señora sin duda suena mucho más completo, más maduro. Y evolucioné. Me "casé" por así decirlo.

Y ya, la última revelación. Fue ayer. A tantas horas de la tarde, mientras escuchaba a uno de mis profesores. Todo el nombre que he buscado, surge bajo el pretexto de tener la perfección, de ser completo. Me dí cuenta de que siempre buscaba lo mismo, de que estaba atada a mis deseos particulares, sin escarmentar en absoluto.

Así es como he terminado siendo Trovada del Verso "Señora Ex-Carmen(A)tada.