lunes, 6 de octubre de 2014

De cómo elegir tema.

Muchas veces, considero que me pasan cosas muy interesantes que poder contarle al mundo. Muchas veces hay mil temas de los que me gustaría hablar: de vivencias en clase, en la calle, en el autobús... mil, sin exagerar en absoluto.

Sin embargo, es llegar a casa, sentarme frente al ordenador y de repente ¡puf! todos esos temas que tenía planeados se esfuman, como si nunca hubiesen existido.

No es que sea cuestión de inspiración o de cualquier otra cosa, es que de repente, ya no hay tema. Ha desaparecido. No es que no encuentre las palabras apropiadas para desarrollarlo (a veces puede que sí sea ese el problema), sino que de repente, ningún tema me parece lo suficientemente bueno como para compartirlo con los demás y todos me resultan vagos y vacíos.

Me considero una persona con una gran actividad interior (a menudo tengo más actividad interior que exterior) y ésto me facilita pensar en cosas que es posible que la gente de "exterior" no vea. Pero ¿y si peco de soberbia y mis entradas son tan comunes como las de cualquier otro blog?

Así que aquí estoy una vez más, sin saber sobre qué hablar.

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