miércoles, 13 de enero de 2016

¿Público o Privado?

Quizás esta reflexión no le guste a mucha gente. Son consciente de que es uno de los temas que más separación causan entre la población española (quizás en otros países también, pero no puedo hablar de ellos).

Desde luego, lo ideal, la utopía, el súmmum de la perfección, sería que todas las personas tuvieran el mismo derecho a acceder a las mismas prestaciones, con la misma calidad de servicio y de nivel. Pero no es así. No lo veo como algo real, por mucho que duela, para empezar, porque siempre habrá personas que lo usen mal, que se aprovechen de la ventaja de otros, etc.

En mi corta existencia (consideremos corta la tierna edad de 22 años), me he visto envuelta en las dos caras de la moneda (consideremos lo concertado como privado, aunque no lo sea). Desde temas de Sanidad como de Educación. Desglosemos:

La Sanidad Pública española es de las mejores del mundo (recalquemos la palabra pública). La atención "masificada" que se da a todo el mundo sin pensar en la capacidad económica de esa persona es maravillosa, necesaria y me parecería una aberración eliminarla. Creo que los servicios de sanidad deberían ser capaces de extenderse a todo aquel que los necesite y para ello, estoy más que dispuesta a sacrificarme pagando unos impuestos destinados a ello. Ahora bien, ¿qué queréis que os diga?: hecha la ley, hecha la trampa; Se necesita un control mucho más riguroso del acceso de ciertas personas a esta dimensión pública.
Ahora no me refiero al pobre extranjero de países menos desarrollados, que ha abandonado su país de origen para buscar un futuro mejor. Hablo más bien de la familia bien que coge un avión desde Inglaterra para hacer un trasplante gratis a alguno de sus parientes. ¿Cuantos casos de esos se habrán visto? Para mi gusto, demasiados. Podría poner más ejemplos de lo que me gusta y lo que no me gusta de la Sanidad Pública, pero no voy a meterme en ello (quizás en otra ocasión).

Yo más bien, tenía interés en escribir esta entrada, para hablar de la Educación. En primer lugar, mencionar que hablo desde el punto de vista que he podido obtener, hablo de mí y de mi experiencia, por lo que pido disculpas de antemano si alguien no está de acuerdo en esta forma de ver el mundo.

Desde pequeña, mis padres me apuntaron a un Colegio Concertado. Estuve estudiando ahí desde 1º de Primaria hasta 2º de Bachillerato (la mayor parte de mi vida, vamos). Y podría decir mil maravillas de mi Colegio, porque no sólo han sido profesores, sino que han sido grandes educadores (desde más pequeña hasta más mayor). Han sido mi familia, una gran familia que se ha preocupado de mí, no sólo de mi expediente académico, sino de mí personalmente. Gracias a ellos, conseguí superar los estudios, hacer la Selectividad y tener la oportunidad de tener una nota para acceder a la Universidad. Y no sólo hablo de la materia que me impartieron. Hablo de el Colegio como personas que han trabajado junto a mi. No sé por qué, eso se me hace imposible en un Instituto Público (al menos, en contraste con lo que he hablado con otras personas).

Después de ello, accedí a la Universidad (que de pública se podría dudar, puesto que hay que poder pagarla -y no todos pueden acceder económicamente a la carrera que desean, en parte porque las becas están mal repartidas [aunque eso sea otro cantar]-). Precisamente en comparación con el sector Privado, el Público no tiene esa familiaridad. La gente no se conoce entre sí; sólo existen números y expedientes y conforme vas avanzando, si tienes suerte, eres llamativo y tienes gran capacidad de relación, serás alguien en los cursos siguientes.
Igual aquí entra un factor en cuenta, del que muchos otros que han pasado por la Universidad carecen y aunque no me gusta presentarlo de excusa, sé que es parte de mí y obviamente, me define: presento una discapacidad.
¿Qué quiere decir esto? Necesito muchos más puntos de referencia que la mayoría de la gente. Necesito conocer personalmente a la gente con la que voy a estar y que los que van a estar conmigo conozcan mi situación a fondo (y no como "¡Ah! tú eres la chica con discapacidad, ok").
Reconozco que mis circunstancias son prácticamente exclusivas y eso reduce el sentimiento que vosotros podáis sentir al leer esto.
Tomé la decisión de abandonar la Universidad. Y lo "peor" de todo, es que no creo que haya sido una mala decisión.

Como he de hacer algo con mi vida (no porque la sociedad me lo exija, sino porque yo quiero salir adelante sin necesitar nada de nadie), decidí apuntarme (la verdad que por pura coincidencia) a un curso para ser Actriz de Doblaje.
Jamás en mi vida me lo había planteado, un poco porque ese tipo de profesiones es como ser futbolista o cantante, ¿no? se ve muy lejano.
El curso lo hago a través del Grupo San Valero (CPA, Universidad San Jorge...), es un centro privado de educación de Audiovisuales y lo cierto es que estoy realmente encantada con el trato que me están dando. Es una educación personalizada, donde el profesor está por y para ti. Te conocen personalmente y valoran algo más que "tú tienes buenas notas".

Qué voy a hacerle. Creo que en la Educación, el Sector Privado se lleva la palma.

No sé como concluir esta entrada. Tenía pensado orientarla de otra forma pero ha derivado de tal modo que ya no es lo que pretendía (no me quejo). Creo que simplemente, terminaré con que esspero que algún día, el trato del Sector Público se acerque un poco al del Sector Privado para que todos puedan entender por qué hay una diferencia de opiniones y de gustos.

El problema no es el dinero que te da el acceso a un mejor Servicio. El problema está en que los profesionales de cualquier tipo de Sector (tanto Público como Privado), deberían mirar por sus "clientes" y no considerarlos sólo un expediente, sino personificarlos y dignificarlos de manera individual.

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