sábado, 21 de mayo de 2016

El dolor de un recuerdo.

Nunca volverá a ser tan amargo el sentimiento, ni tan dicho, ni tan falso, ni tan real, pues ya sólo queda la sobra de lo que un día fue un rayo.

No hay más que despedidas en cada uno de mis recuerdos, de los momentos que compartimos. Y el pecho sigue doliendo, pero con una sonrisa de "lo que no pudo ser no fue", perdiendo los sueños y el futuro que un día luché por tener.

Y no volverá a ser tan duro, ni tan sencillo. El verte sólo me causará una amarga y gran sonrisa, de todo lo que fuimos, como una película que siempre te alegra ver, aunque necesites llorar cada vez que lo haces.

Ya no me importa la suerte, ni la muerte, porque en mi camino se juntaron una vez y conseguí superarlo.

Lo cierto es que el dolor de un recuerdo sigue siendo dolor, pero el mismo que se te queda en una cicatriz tras una herida mortal. No te duele, sólo recuerdas que una vez, hace tiempo, quizás mucho, quizás menos, el daño estuvo ahí. No es un dolor real, aunque duela. Ni será tan amargo, ni tan dicho, ni tan falso, ni tan real. Ya solo es una cicatriz, aunque el recuerdo de la herida siga doliendo.

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