jueves, 4 de febrero de 2016

De la educación.

A menudo, no damos importancia a las cosas más pequeñas de este mundo.
Cuando son, precisamente esas cosas que parecen no ocupar grandes espacios, lo que hacen que nuestra vida sea lo que es.


Ellos ven. Ellos hacen.

A menudo, la gente no se da cuenta de lo que puede influir en otras personas. Somos una sociedad y dependemos de las acciones de los demás para avanzar. ¿Os imagináis lo que eso significa para los más pequeños?

Un día, iba por la calle y comencé a cruzar un semáforo en rojo (como tantas otras veces; como tantas otras personas). No me di cuenta de que había un niño con su papá, cogidos de la mano, esperando a que se pusiera verde.

-Mira papá, esa chica está cruzando en rojo.

Me dio tiempo sólo a dar dos pasos. Oí al niño y me di cuenta de mi error. No porque no me hubiese asegurado de que no pasaban coches, o porque yo corriese peligro, sino porque de algún modo, en ese momento, yo también colaboraba con la educación de este niño.

Sonreí, me di media vuelta para regresar a donde estaban ellos, le di las gracias al niño "porque no me había dado cuenta y él me había ayudado" y esperé a que se pusiera en verde.

Éste gesto puede parecer estúpido e incluso exagerado, no digo que no. Tirar papeles, latas colillas al suelo... son daños menores. ¿Somos conscientes de ello? Eso me hace plantearme si somos conscientes de los más grandes: insultar, maltratar animales, destrozar la propiedad de los demás...

Si no lo haces por tí, hazlo por ellos.

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