Cuando son, precisamente esas cosas que parecen no ocupar grandes espacios, lo que hacen que nuestra vida sea lo que es.
Ellos ven. Ellos hacen.
A menudo, la gente no se da cuenta de lo que puede influir en otras personas. Somos una sociedad y dependemos de las acciones de los demás para avanzar. ¿Os imagináis lo que eso significa para los más pequeños?
Un día, iba por la calle y comencé a cruzar un semáforo en rojo (como tantas otras veces; como tantas otras personas). No me di cuenta de que había un niño con su papá, cogidos de la mano, esperando a que se pusiera verde.
-Mira papá, esa chica está cruzando en rojo.
Me dio tiempo sólo a dar dos pasos. Oí al niño y me di cuenta de mi error. No porque no me hubiese asegurado de que no pasaban coches, o porque yo corriese peligro, sino porque de algún modo, en ese momento, yo también colaboraba con la educación de este niño.
Sonreí, me di media vuelta para regresar a donde estaban ellos, le di las gracias al niño "porque no me había dado cuenta y él me había ayudado" y esperé a que se pusiera en verde.
Éste gesto puede parecer estúpido e incluso exagerado, no digo que no. Tirar papeles, latas colillas al suelo... son daños menores. ¿Somos conscientes de ello? Eso me hace plantearme si somos conscientes de los más grandes: insultar, maltratar animales, destrozar la propiedad de los demás...
Si no lo haces por tí, hazlo por ellos.
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