martes, 4 de agosto de 2015

Equilibrio.

Lo mejor de una relación (da igual si hablamos de la romántica, de la amistosa, de la simplemente cordial...) es que cuando uno es el débil, el otro se convierte en el fuerte.

Si no, da igual todas las películas o libros que transcurran para narrar la historia. Todas acaban desapareciendo sin eso.

Puede que ahora lo que me toque a mí, sea olvidar ese rencor, olvidar ese reproche que me hizo en su día de ser "la niña madura". Porque ¿qué sentido tiene mantener a alguien si no puedes llorar en su hombro cuando él ha llorado mil veces porque "se supone que era la racional"?

Quizás sólo tenga que encontrar mi equilibrio yo sola. Quizás deba olvidar el rencor para dejar de amarle, para que el recuerdo pase a ser sólo eso: un recuerdo.

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