¿No te ha pasado que cuanto más tienes, más injusto te parece que los demás tengan?
Yo he de reconocer que me he visto en esa situación varias veces: esforzarme en conseguir algo (más o menos importante, con más o menos sudor de por medio) y llegar alguien con su cara bonita y que le toque en una tómbola (o que a ti te parezca eso). Y por eso supongo, que será normal.
Pero no voy a eso (quizás deje mis envidias para otro día).
Voy a lo siguiente: a cuando el cuerpo te pide boicotear a esa persona que ha conseguido lo mismo que tú o a lo que te hace llegar más lejos haciendo trampas.
¿Qué persona sana (mentalmente hablando) puede perder su moral sólo por conseguir un poco más que el resto? Un poco más que es posible que no necesite. Un poco más que es posible que no cambie para nada su vida. Un poco más que al ir a por ello, fastidia a multitud de personas que van detrás de su acción.
Pues qué ha pasado: efectivamente, se les ha roto el saco. Y ojo, lo peor de todo, es que, personalmente, no me parece nada mal que les haya explotado todo esto en la cara. Se lo merecen, por engañar a los demás.
Los que quizás no se lo merezcan sean todos los trabajadores que siguieron las indicaciones que sus jefes les dictaban y que se verán seriamente repercutidos por dicha (mala) decisión.
Soy una persona que suele estar de acuerdo en luchar hasta el final, en mejorar hasta lo inmejorable, en desear siempre lo que te gustaría tener e ir a conseguirlo por todos los medios a tu disposición... siempre y cuando no pises a los demás.
Me parece de personas despreciables las que pasan por encima de los demás, los que extorsionan, manipulan en beneficio propio, los egoístas. ¿Y por qué? Sólo por un pellizco más.
Pues qué queréis que os diga, queridos lectores: me alegro de que ésto les haya explotado en la cara. Lo que no me alegra tanto son las personas que dejarán de comer por su culpa.
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